Sin marcha atrás

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Ilustración Javier Pérez

«Los sueños pasan a la realidad de la acción. De las acciones provienen los sueños de nuevo; y esta interdependencia produce la forma más alta de vida». Anais Nin

La vida y sus misterios nos llenan de vivencias que forjan el carácter. Los días y las horas transcurren vertiginosamente, inclusive en un parpadear, el día se convierte en tinieblas nocturnas que te llevan en sus brazos para arribar al entrañado hogar. La fuerza del movimiento, de los cambios y las decisiones corren como aguas con cauce, y cumplen al pie de la letra el destino que ha sido planeado por los hilos invisibles de Dios y sus caminos.

Falta menos para que termine el año para que lleguen las anheladas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, fecha en que los venezolanos queremos ser parte del cambio, de esos aires que cerraron un ciclo en Argentina, y marcar finalmente, un cese a la pesadilla que hemos vivido durante 17 años, gracias al chavismo convertido en una religión mortuoria en manos de Maduro.

El cambio está en ti y en mí…

 

 

 

 

Baths para mi tarde

No suelo negar mi afición a la música, el intento fallido en flauta de niña y algunas peripecias en violín. Suelo oír melodías en la oficina, en el camino a casa, en la salida a un lugar sin destino, entre aviones, trenes, metro, entrevistas, rutinas de descarga de archivos con preguntas y respuestas. La música es aquella magia que activa tus recuerdos, los instantes, las caminatas largas y los sueños acuestas en el diván.

Extraño mi ipod y sus 160 gb de música, entre discografías, bandas, solistas y algunos caracteres que salían de él. Gracias a Caracas y sus vicisitudes opté por un gadget a la vez. Como una media sin par, como un zapato sin cordón todo se trata del hábito y la constancia.

Últimamente he estado muy interesada en la mezcla de placeres, la música, el vino, las aceitunas y la lectura. No he parado de leer a Casciari, su tono irónico entre el microblogging, las noticias sacadas de Internet, el ejercicio imaginario del futuro cada vez más cercano me han permitido salir de esto llamado rutina.

Han sido días con noticias gratas, cambios por concretar y lunas nuevas por andar. A veces, tiendo a cerrarme por temor al error, mi amiga la lógica a veces me engaña. Sí, son de esas amigas que te aconsejan lo que ellas nunca harían y viven sus vidas a través de tus andanzas. A veces te resguarda otras te hace lucir el «cono de la vergüenza».

Me parece increíble en medio de tanta modernidad que aún podamos encoger nuestros sueños en un paquete de correo, me encantan las cartas, la espera de la aceptación o no de un trámite que tenga que ver con eso: la concreción de tu futuro. De esos pequeños placeres que pocas veces caben en una disposición rectangular de 30 kilos a lo sumo.

Dos meses atrás, elegí sortear aquello llamado destino me he dado permiso a sonreír, hacer nuevas amistades, aprender lo que deba aprender y dejar la capa del juicio guardada con candado.

Se acerca julio, con una luna negra, una emoción que no depende de mí y de limitación espacio- emocional que te dice: ¡cero caída libre!

¡Abril, cerezos y primavera!

¡Abril, cerezos y primavera!

Luego de una semana de muchas emociones logro sentarme frente al monitor, a iniciar mi ritual de letras compartidas en el mundo digital. Han sido días de excelentes noticias y el cierre de un ciclo laboral de dos años. Un hijo editorial con el que crecí como profesional, compartí con seres muy especiales y  viví  momentos variopintos. Dios en su inmensa sabiduría siempre sortea mis ciclos días antes o semanas después de mi cumpleaños. Mayo es un mes sumamente especial para mí por tratarse de un impar florido por la primavera.

Años atrás estuve estuve  cerca de los cerezos en Nueva York y Washington, memorias que atesoro en mi banco  visual. En los años siguientes también estuve rodeada de flores  y otros recuerdos que se concatenaron hasta lograr la perfección de la imperfección. Las historias demarcan un punto y final para dar vida  a un nuevo capítulo ¡bienvenido seas, abril!